miércoles, junio 15, 2011

Cuando el silencio de la noche
se vuelve amargo entre estos labios insomnes
te convertís sutilmente
en miel que se desliza por mi lengua caliente
Y te bebo,
loca,sedienta, famélica de vos
de ojos rojos y ciegos,
le imploro a la luna una vista de tu noche
que en un rayo de su luz
me lleve hasta tu cama.
Hasta que sientas mi aliento
hirviéndote en la sien y en las entrañas.
Y ya no podamos distinguir
entre tiempo, distancia y este tacto del alma.
Te toco, y me detengo,
te siento, te deliro...
afiebrada en mis ganas...
El teclado se empapa de sudor y de llanto...
ya no soy más que un tembladeral
deseando tu cuerpo...
Ves?, te hago el amor y te fornico hombre!!!
Para este carne que aúlla en el silencio
la distancia no existe

2 comentarios:

GABU dijo...

Para semejante confesión de intensidades,la distacia seguramente que huye ruborizada... ;)

MIS BESITOS NOCTÁMBULOS

D. Herque dijo...

No, no existe distancia que pueda separar un recuerdo que se fragua entre dos cuerpos, entre dos almas, con una misma noche, sobre un único poema.

Beso.