viernes, julio 14, 2006

Antes que nada me gustaría que acompañaran la lectura
de estas humildes palabras con la música de mi queridísimo amigo
Santiago Castillo y su compañero Walter González, "La Banda Manzana".
Verdaderamente exquisito...

Escuchenla acá:



La Banda Manzana





Al tocarte
mi cuerpo reinventa uso y calidad de los sentidos.

El desierto que a veces me aturde las noches,
se va convirtiendo al contacto con tus manos
en arena blanca,
que se deja surcar por tu mar exquisito.

Ya no habrá suficiente verdad
para ilustrar la magia de haberte conocido.
Como ya no queda sufieciente saliva
para empaparte una y otra vez
con estos labios que te desean a cada instante.

Un caudal infinito de sensaciones confluye en tu centro,
y se va desplazando enajenado
de un cuerpo a otro sin hacer distinciones,
como un fantasma aliviado de vagar sin rumbo
que al fin encuentra el camino a su luz,
y se deja llevar por ese túnel,
donde se siente tan seguro,
como al principio de los tiempos en el vientre materno.

No existen palabras para mis quejidos
y tampoco quiero la explicación de los tuyos.
Solo quiero seguir oyéndolos esas noches
en que tus ojos se iluminan y se cierran.

Las noches que te tengo...

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