Un fantasma absurdo,
que concuerde con mis pensamientos.
Que no me recrimine.
Así llegué pensando ,
hasta el patio de mi casa.
Y me senté.
Cerré los ojos,
e hice una convocatoria.
Pedí curriculum,
experiencia comprobable.
De fomentadores de sueños.
Luego abrí los ojos,
empezó a pasar la fila,
y ¡oh sorpresa!.
Mis fantasmas estaban todos vivos.
Todos presentaban el sueño,
que me habían entregado.
No pude menos que sonreír,
y agradecer ,
a todos esos fantasmas amigos.
El recordarme que si lloré,
alguna vez por su causa,
Fue porque antes...,
Ellos me regalaron un sueño,
y lo soñé.
No puedo quejarme.
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